La presencia de la corona de Cristo en el hogar, lejos de ser un simple elemento decorativo, ha llamado la atención por su contenido altamente tóxico; sin embargo, también ha sido objeto de interpretaciones diversas que van desde su simbolismo religioso hasta su impacto en la armonía doméstica.

Originaria de Madagascar , la corona de Cristo llegó a Europa en el siglo XIX, donde su aspecto exótico y la intensidad de su flor roja la convirtieron en una especie codiciada para jardines tanto interiores como exteriores.

Con el tiempo, su forma espinosa y la peculiaridad de su floración alimentaron la creencia de que guardaba una relación simbólica con la corona de espinas utilizada durante la crucifixión de Cristo , dotándola de un significado sagrado en el ámbito católico y en otras ra

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