El asesinato de Ruhal Martínez, vicepresidente de la Junta de Acción Comunal del corregimiento Villacolombia, zona rural alta de Jamundí, Valle del Cauca, el pasado 6 de agosto de 2025, no fue un crimen cualquiera. Fue un contundente mensaje de alerta para los presidentes y directivos de estas corporaciones comunitarias en todo el suroccidente del país.

Las disidencias, a través del frente Jaime Martínez, asesinaron a Ruhal para comunicarles a las juntas de Jamundí, Sevilla y otros municipios del Valle que las órdenes de esa estructura terrorista se cumplen.

Hoy, los comandos del sanguinario Iván Mordisco han modificado su forma de recaudo (las llamadas vacunas) y ya no son ellos quienes tocan las puertas de los humildes hogares rurales para pedir la extorsión que se debe pagar cada me

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