Pocos grupos han provocado tanto desconcierto como Ghost .
Cuando la banda sueca, liderada por Tobias Forge , irrumpió a inicios de la década de 2010, apareció con un concepto escénico inusual: músicos enmascarados , los Nameless Ghouls que acompañaban a un Papa de rostro pintado y túnicas litúrgicas que mezclaban el sonido de guitarras distorsionadas con misas oscuras . Para muchos, la etiqueta fue inmediata: “satánicos” .
Las cruces invertidas, los rituales teatrales y la imaginería religiosa han causado indignación.
No faltaron los sectores conservadores y religiosos que los acusaron de blasfemos, aunque, en lugar de frenar su ascenso, la polémica solo aumentó la curiosidad.
“No creo que todos deban ser ateos estrictos. El reto está en encontrar equilibrio, algo q