Valentino Rossi no duda: cantar es su destino. Y en La Voz lo deja claro cada vez que pisa el escenario. Desde su primera audición, cuando logró que las sillas giraran casi al mismo tiempo, conquistó al jurado y al público: “Lo que viví ese día no me lo olvido más, fue realmente una locura. El éxtasis y la euforia que sentí cuando las cuatro sillas se dieron vuelta va a quedar grabado en mi cabeza y en mi corazón como uno de los momentos más felices de mi vida”.
Para él, cantar es mucho más que un pasatiempo o un poco de talento. Es algo innato. Sabe que nació para esto. “Siempre supe que esto era para mí. Desde muy chico, desde segundo grado, empecé a cantar y nunca paré. Siempre recibí muchos aplausos. Así fuera de mi familia, de profesoras de la primaria o padres de compañeros, siem