Antiguas vitrinas de madera muestran piezas de pastelería artesanal. La vidriera, pintada a mano por uno de los dueños deja entrever que el local ya lleva varias décadas de pie . Balanzas de otra época, un tocadiscos que los domingos musicaliza la escena , y una familia del otro lado del mostrador, con una sonrisa enorme que elabora todos los productos con la receta del creador de la casa de tortas en 1984 , Casimiro, un experto pastelero.

El enorme horno pizzero de en fondo del local llama la atención , pero tiene un por qué: en sus inicios iban a ser una pizzería al paso pero el destino y la altísima demanda de tortas que tenía Casimiro sobre sus espaldas hizo que el negocio finalmente sea una pastelería donde el sello casero está grabado a fuego.

Ubicada sobre avenida Case

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