El museo abre una muestra que se enfoca en la forma en que la pintora más famosa de México afrontó el dolor a través del arte
“Tan pronto vi a mi madre le dije: No me he muerto y, además, tengo algo por qué vivir; ese algo es la pintura”, así relató la misma Frida Kahlo el primer encuentro que tuvo con su madre tras el accidente de tránsito que cambio su vida, en el autobús en el que viajaba, en la calzada de San Antonio Abad, frente al mercado de San Lucas, el 17 de septiembre de 1925.
En conmemoración de los 100 años de aquel acontecimiento, Casa Azul abre la exposición temporal “Frida Kahlo. Pintar por accidente”, la cual propone una lectura íntima del modo en que la pintora más famosa del país vivió y afrontó el dolor.
“La Frida que recuperamos en esta exposición es una Frida jove