Antes de la llegada de Meghan Markle a la familia real británica, la relación entre el príncipe Guillermo y Harry era en muchos aspectos, ejemplar . Ambos compartían una estrecha complicidad, crecieron juntos en el seno de la monarquía y, a pesar de las diferencias, mantenían una imagen de hermandad sólida ante los ojos del público. Harry, en particular, gozaba de una popularidad en auge, siendo uno de los miembros de la realeza más queridos por los ciudadanos británicos. Aunque no era un personaje perfecto, su carisma, autenticidad y compromiso con causas sociales le habían ganado un afecto que parecía inquebrantable.

Pero la llegada de Meghan a la familia cambió radicalmente esa dinámica . El vínculo entre los hermanos empezó a mostrar fisuras profundas. La decisión de Harry y s

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