El radicalismo sufrió en la elección legislativa bonaerense una debacle electoral. La estrategia diseñada por Miguel Fernández y Pablo Domenichini llevó al partido a un riesgoso retroceso en los ámbitos legislativos.
La UCR perdió nada menos que 149 concejales en los distritos, incluidos todos los concejales del conurbano. En la Legislatura bonaerense perdió 12 de los 14 legisladores que puso en juego.
El radicalismo siempre tuvo un nicho de poder en la provincia: los intendentes que controlan distritos importantes del verde interior bonaerense. Allí la alianza Somos Buenos Aires también fracasó y 17 de los 28 intendentes perdieron la elección.
Algunos incluso salieron terceros, como Miguel Lunghi el hasta ahora imbatible intendente de Tandil que consiguió 14 puntos lejos del peronismo