El Club de Waterpolo Las Encinas de Boadilla ha logrado lo que parecía imposible: en apenas tres temporadas ha encadenado tres ascensos consecutivos y ha alcanzado la División de Honor, la máxima categoría del waterpolo español. Una gesta que lo convierte en el único representante madrileño en una liga dominada históricamente por Cataluña y en la que compiten potencias como Barceloneta, Sabadell, Terrassa o Ceuta.
La hazaña, sin embargo, viene acompañada de un drama silencioso: la falta de recursos. El club se enfrenta a un escenario económico límite, donde los jugadores no solo no perciben salario alguno, sino que pagan una cuota por competir. “Nos hemos plantado en la mejor liga del mundo siendo un equipo de barrio. Nuestros chicos estudian, trabajan y, aun así, han conseguido lo im