Las deepfakes son videos o audios generados con IA que replican rostros y voces con realismo. Lo que vemos u oímos puede no ser una persona, sino una composición sintética capaz de dialogar, parpadear y simular gestos. El problema no es solo visual: estas piezas engañan a humanos y también a sistemas automáticos de verificación.
Los chequeos de vida (liveness detection) —mirar a cámara, girar la cabeza, seguir un punto— fueron pensados para bloquear fotos o videos estáticos. Hoy, los atacantes usan modelos que generan movimiento y sincronizan voz y labios en tiempo real. Informes de pruebas de penetración señalan tasas de bypass superiores al 80% en ciertos escenarios, una alerta para cualquier onboarding 100% automático.
A diferencia de una contraseña, la biometría no se renueva: si tu