La noticia de un puma suelto en Pilar me recordó un episodio sucedido hace dos siglos en Buenos Aires. La Gaceta Mercantil del 16 de abril de 1834, relataba la visita de un tigre (un jaguar, en realidad) por los entonces suburbios de nuestra ciudad, el cuál después de herir a tres hombres y de aguantar sin ahuyentarse una porción de tiros, al fin fue muerto en las Cinco Esquinas de la Recoleta.

Así se llamaba desde entonces ese lugar, que aún conserva ese nombre en el habla coloquial del porteño, ya que en la esquina de Libertad y Juncal, nace en diagonal la actual avenida presidente Manuel Quintana, conocida como la calle larga de la Recoleta. La foto que ilustra la nota es de 1872.

Estos felinos andaban haciendo de las suyas, ya desde la primitiva Buenos Aires, ya Ulrico Schmidl,

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