Ahora sobran en la Argentina chefs y especialistas en gastronomía moderna, autores de exitosos libros de cocina y famosos por sus programas de televisión, como Francis Mallmann, el recordado Gato Dumas, Dolli Irigoyen, los hermanos Petersen, Blanca Cotta o Martiniano Molina, entre tantos otros.

Todos ellos y los demás mantienen encendidas las hornallas de esta disciplina secular. Y hace ya mucho tiempo que la gastronomía dejó de ser una suerte de obligación cotidiana para convertirse en un arte. Como base académica del fenómeno, cada día se reciben más nutricionistas en las universidades.

Los chefs aparecen ante las cámaras como sumos sacerdotes de las cocinas a gas o eléctricas y brillan delante de las parrillas. Ya no hay improvisación en ellos; lo cierto es que viajan por el mundo par

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