Cladera, Bestué, Sevilla y Pérez marcharon cuartas hasta que una supersónica alemana las superó en la última recta de una final ganada por las estelares norteamericanas

El relevo corto es la mejor prueba física de cómo un todo puede ser más grande que la suma de sus partes. Elogio de la compenetración, del trabajo, del entendimiento y la razón. Lo que no se puede ganar corriendo se gana cambiando. Y no hay quizás símbolo de la falta de esperanza en los años oscuros, de la frustración, de acostarse soñando con lo que podría haber sido y despertarse comprobando que el sol seguía sin salir, que la caída del testigo en el cambio entre Javier García López y Manolo Carballo en las semifinales del 4x100 en Múnich 72 cuando, a falta de la última recta, España le ganaba al imperio de la velocida

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