El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tenía intención de convertir el funeral masivo de Charlie Kirk, este domingo en Arizona, en un acto de campaña para proclamar la guerra a la izquierda liberal, al movimiento antifa y en general a cualquier estadounidense en contra de su gobierno y de su ideología de extrema derecha cristiana; pero ocurrió lo que menos esperaba: la esposa del influencer de extrema derecha asesinado hace una semana ante la vista de todo el mundo, habló antes que él, pero no habló de venganza, sino de algo que no conoce el mandatario republicano: de perdón.
“La respuesta al odio no es el odio”, declaró la viuda ante 73 mil personas que abarrotaron el estado de Glendale, uno de los más grandes del mundo.
La joven viuda Erika, madre de dos niños pequeños, dijo qu