Con la marca Pezzy, Víctor Hernández comercializa pez diablo seco. Fotos: Ernesto Méndez
Desde el aire, la invasión del pez diablo se ve como una gran mancha de color negro que se mueve con el vaivén de las corrientes en Tabasco, estado del sureste que concentra 35% del agua dulce de México.
Los emblemáticos ríos Grijalva y Usumacinta son ya propiedad de esta plaga originaria de la cuenca del Amazonas, que cada día reclama más territorio en nuestro país.
El primer registro del pez diablo en Tabasco se obtuvo hace 20 años, en 2005, cuando se encontraron organismos juveniles en la sierra, en el río Teapa y la Reserva de la Biosfera Pantanos de Centla, reveló Everardo Barba Macías, investigador titular del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) , Unidad Villahermosa.
Hoy, alrededor de 80%