En el árido territorio patagónico, donde predominaban la estepa y la sequedad, una obra de ingeniería hidráulica -el Dique Ingenerio Ballester – cambió para siempre el destino de la región del Alto Valle del Río Negro y Neuquén. Esta transformación lleva la impronta del ingeniero César Cipolletti, un visionario italiano que a fines del siglo XIX concibió un ambicioso sistema de represas, canales y saltos para aprovechar las aguas de los ríos Limay, Neuquén, Colorado y Negro.

Dique Ballester: una obra monumental que comenzó a construirse en 1910

El 31 de diciembre de 1898, por decreto del Poder Ejecutivo, Cipolletti recibió el encargo de diseñar la sistematización del riego y la regularización parcial del río Negro para optimizar el uso de sus aguas y afluentes.

Su estudio debía

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