Por Tona Galvaliz
Los miedos no desaparecen ocultándolos ni disfrazándolos de enojo o sarcasmo, se transforman cuando nos atrevemos a mirarlos de frente y lo gestionarnos.
En la vida diaria todos llevamos puestas ciertas armaduras invisibles, a veces son sutiles, otras pesadas, pero siempre tienen la misma función: protegernos del miedo y del dolor emocional; estas armaduras son los mecanismos de defensa, estrategias psicológicas que se activan involuntariamente y, aunque alguna vez nos ayudaron a sobrevivir, muchas veces terminan complicando la convivencia familiar, social y laboral. Tal vez en algún momento todo esto nos dio una falsa sensación de control, pero con el tiempo descubrimos que lo único que hacen es distanciarnos de quienes amamos y de nosotros mismos.
Detrás de cada mec