La historia de Agustina es una herida abierta desde la madrugada del 5 de agosto de 2006, cuando la asesinaron a golpes durante un cumpleaños familiar en Río Grande. Lucas Gómez, quien en ese momento era la pareja de su mamá, fue el único condenado por el crimen pero todavía sigue en libertad.
“La Justicia no solo es lenta: también revictimiza. Obliga a las familias a revivir el horror, a exponerse públicamente, a gritar su dolor para que las escuchen”, sostuvo Rosalía Varela, la madre de Agustina, en diálogo con TN.
Y agregó: “Mi hija está muerta desde hace 19 años y su asesino sigue libre, eso es lo que la Justicia permitió. La justicia lo protegió (a Lucas Gómez) con sus tecnicismos”.
El caso sigue su curso en el Superior Tribunal de Justicia de Tierra del Fuego y se fijó como plazo