La economía catalana creció el año pasado un 3,6%, mientras que el valor añadido bruto (VAB) se anotó un 4%, ambos impulsados por los servicios, y dejó atrás la etapa de recuperación de la covid. La buena marcha de la actividad se registró en todos los territorios, aunque los principales motores fueron Girona, seguida del Pla de Lleida y las comarcas del Pirineo. Todas estas comarcas se vieron beneficiadas por el mayor peso del sector terciario en su estructura empresarial. Así lo explicó ayer el catedrático emérito de Economía Aplicada Josep Oliver en la presentación del Anuari Econòmic Comarcal de BBVA.
En concreto, estas comarcas se anotaron un crecimiento del valor añadido bruto (VAB) del 4,5%, que contrasta con el mínimo del 3,2% de la región del Ebro. En concreto, la lista la lidera