El delantero francés del Paris Saint-Germain se quedó con el máximo galardón del fútbol masculino. La votación final lo dejó mano a mano con Lamine Yamal, y fue el propio Ronaldinho quien subió al escenario para entregar el trofeo. Al recibirlo, Ousmane Dembélé no pudo contener las lágrimas, marcando el punto más emotivo de la ceremonia mientras agradecía a su familia.

El delantero, que se convirtió en el emblema del PSG tras la partida de Mbappé, lo ganó casi todo bajo las órdenes de Luis Enrique: la Liga de Francia, la Copa de Francia y la primera Liga de Campeones en la historia del club. Con sus 33 goles y 13 asistencias en 59 partidos, sus números lo validaron como el mejor futbolista del año.

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