CON “LA ciencia de las ventas”, un curso dedicado a los alumnos de la Universidad de Extensión LaSalle, en Chicago, en 1913, Napoleon Hill demostró al mundo que no solamente era un talentoso escritor y orador, sino un hombre dedicado en cuerpo y alma a un solo propósito: enseñarles a las personas cómo vender, ya fuera productos, servicios, ideas o, sobre todas las cosas, a sí mismas.

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