El biólogo Grant Hokit llegó a una pradera en las montañas de Condon, Montana, en busca de garrapatas. Un sendero cruzaba el campo lleno de pasto alto y arbustos con bayas.

Mientras caminaba por el sendero, Hokit cargaba una herramienta hecha a mano con tubos de plástico pegados entre sí que sostenían un enorme rectángulo de franela blanca.

Se burlaba de lo “sofisticado” de su dispositivo, pero el estudio científico era muy serio: pasaba la tela por encima de los arbustos y la hierba, con la esperanza de que las garrapatas se agarraran a ella.

Durante el verano, estas garrapatas cuelgan de las hojas, estirando sus patas mientras esperan que pase un mamífero.

“Tenemos una”, dijo Hokit.

“Esta salió de este arbusto”, explicó. “Al resto simplemente las recogemos con los dedos. Tenemos un

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