Todo lo malo se pega, y algunos ministros de trayectoria intachable, cuando su nombramiento apareció en el BOE, pronto dejaron atrás el recuerdo de lo que habían sido y copiaron lo más detestable del presidente: la mentira. Tenían en Moncloa un buen maestro, y para demostrar su supuesta lealtad no solo renunciaron a lo que siempre habían defendido, sino que mienten como si les fuera la vida en ello.

La última que se ha incorporado a la lista de mentirosos sin muestra de rubor es la ministra de Igualdad, Ana Redondo; y eso que llegó de Valladolid con fama de buena gestora y muy buen trato personal…

Hace tiempo que en el mundo de la abogacía se habla con preocupación de las deficiencias de las pulseras con las que se protege a las víctimas de violencia machista y se controla a los maltrata

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