La historia de nuestro deporte de las últimas décadas indica que los argentinos podemos ser buenos corriendo siempre y cuando haya una pelota en el medio. No sólo el fútbol. Rugby, hockey, básquet, tenis (el vóley corre menos, claro, pero también está allí la pelota y también competimos, como lo confirmó la victoria reciente ante Francia, campeón olímpico). En cambio, cuando se trata de correr en competencias atléticas, sin pelota de por medio, tenemos entusiasmo, sí, como lo demostró el record de quince mil inscriptos ayer en el Maratón de Buenos Aires, pero perdemos fuerza. Llevamos largas décadas de ausencia en los Mundiales de Atletismo, como volvió a suceder en la edición que concluyó ayer en Tokio con el triunfo de Estados Unidos en el medallero final. Hasta subió al podio una atl
¿Por qué corremos?

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