La gran diferencia entre las anteriores derrotas de Newell’s fue que el Ogro Fabbiani habló. Y lo hizo para bajar un mensaje contundente. No se baja del barco. Sigue. Pero también pone límites. En el próximo partido, hay que ganar sí o sí. Él mismo se puso el plazo. Habrá que ver qué dice una dirigencia deshilachada que se va en diciembre.

Lo cierto es que, más allá de que es verdad que su equipo no fue humillado como sí lo humilló el mismo Belgrano en la Copa Argentina hacía apenas cinco días, también lo es que cometió todos los errores posibles en poco tiempo que lo condenaron, además de irresponsabilidades que no pueden tolerarse.

De un equipo posible al inicio, finalizó en uno destruido, al punto de terminar goleado por 3 a 0.

En la cancha, no es que este Newell’s no haya pues

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