En tiempos en los que muchas familias buscan desesperadamente libros que entusiasmen, que atrapen desde la primera página y mantengan a los chicos lejos de las pantallas, una clave que no falla y es profundamente efectiva está en el humor. Hacer reír a un niño no es tarea fácil, pero cuando un libro logra ese efecto, también consigue algo más profundo: dispara la imaginación, habilita la creatividad y, sobre todo, deja una marca duradera en el vínculo entre lector y lectura.
Desde los absurdos desopilantes de historias como Dailan Kifki , de María Elena Walsh, hasta las travesuras de los personajes de Luis Pescetti o las tramas cómicas de Graciela Montes, el humor ha demostrado ser un recurso literario que no solo divierte, sino que forma.
Reír para imaginar
En los primeros años de le