En un tono solemne, el presidente Donald Trump compareció este lunes en la Casa Blanca, flanqueado por su secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr. , y el comisionado de la FDA, Marty Makary , para advertir sobre un hallazgo que, de confirmarse, podría modificar de raíz las prácticas médicas actuales en torno al embarazo.

«Creemos haber encontrado una respuesta al autismo», declaró el presidente durante su discurso. Y añadió: «El consumo de paracetamol (acetaminofén) durante la gestación puede estar asociado a un riesgo muy elevado de desarrollar trastornos del espectro autista en los niños».

Estudios que no pueden ignorarse

Según cita Fox News , el Dr. Makary afirmó que «una serie de estudios epidemiológicos de alta calidad, incluyendo los del Mount Sinai-Harvard y la Cohorte de Nacimientos de Boston, confirman una relación causal entre el uso prenatal del paracetamol y desórdenes neurológicos como el TDAH y el autismo».

El propio Kennedy Jr., secretario del HHS, añadió que «durante décadas se ignoró la vía ambiental del autismo, mientras los NIH se enfocaban en factores genéticos políticamente seguros. Hoy, por fin, estamos derribando los muros de silencio».

Una advertencia directa a las mujeres embarazadas

Trump fue categórico: «El paracetamol debe ser evitado durante el embarazo, salvo en casos estrictamente necesarios. No es normal administrar decenas de sustancias a un feto en desarrollo».

Asimismo, criticó la actual política de vacunación infantil masiva sin evaluación personalizada: «Estamos inyectando demasiadas sustancias a cuerpos demasiado pequeños, sin medir las consecuencias a largo plazo».

Respuesta del sector farmacéutico

La empresa Kenvue , fabricante de varias marcas comerciales de paracetamol, respondió rápidamente negando toda vinculación entre el fármaco y el autismo: «El acetaminofén sigue siendo el analgésico más seguro durante el embarazo», sostienen.

No obstante, los organismos reguladores parecen haber cambiado de postura. La FDA anunciará nuevas directrices para limitar el uso del paracetamol en embarazadas, medida que contará con respaldo ejecutivo inmediato.

El contexto: una crisis de salud pública sin precedentes

Según datos recientes de los CDC , uno de cada 31 niños nacidos en 2022 fue diagnosticado con autismo. En el año 2000, la proporción era de 1 cada 150. La progresión es dramática.

«Nunca ha existido una crisis sanitaria de esta magnitud y complejidad», señaló Trump. «El país necesita respuestas, no silencio. Y hoy estamos comenzando a darlas».

La ideología médica bajo escrutinio

Desde una perspectiva filosófica, esta revelación pone en entredicho un paradigma médico que durante años desestimó la influencia de factores ambientales, incluyendo fármacos de uso masivo, sobre el neurodesarrollo infantil.

Como bien apunta Robert Kennedy Jr. , «investigar el autismo sin mirar el entorno químico que nos rodea es como investigar el cáncer de pulmón sin considerar el tabaco».

El debate ético de fondo

La postura de Trump representa una ruptura epistemológica con la tecnocracia sanitaria global. Es un retorno al principio hipocrático: «Primun non nocere». En un sistema saturado de intervencionismo farmacológico, el presidente plantea una pregunta incómoda pero necesaria: ¿hasta qué punto los intereses comerciales han dictado nuestras prácticas médicas?

Conclusión: medicina, política y civilización

El anuncio de Trump no es un acto aislado. Forma parte de una estrategia más amplia para devolver al ciudadano el control sobre su salud, y al Estado su rol como garante del bien común frente a intereses opacos.

Si se confirma la relación entre el paracetamol y el autismo , estaremos ante una transformación profunda de la medicina moderna. No solo en términos de protocolos, sino de filosofía: recuperar el sentido común, la prudencia y la responsabilidad en la administración del saber científico.

Referencias y fuentes