Cincuenta y nueve años después del primer Balón de Oro, cuando el fútbol mundial parecía ahogarse entre sistemas asfixiantes y tecnologías despiadadas, dos poetas del balón emergieron como llamas danzantes en la oscuridad.

Redacción LTH

Ousmane Dembélé y Lamine Yamal, arquitectos del caos creativo, transformaron los estadios en lienzos donde pintaron obras maestras con cada toque. Y el primero se llevó el Balón de Oro 2025.

Sus cuerpos hablan un idioma ancestral que ningún defensa puede descifrar completamente. Como prestidigitadores modernos, tejen ilusiones con sus hombros, esculpen engaños con sus caderas y susurran mentiras dulces con sus ojos. Su anarquía ofensiva despierta en los aficionados esa alegría volcánica que solo el fútbol puro puede provocar.

Benjamin del podio dorado

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