El hombre del brazo torcido supo enderezar el rumbo. Cuando parecía que lo quebraban, supo resistir a la tormenta de crítica y tomó decisiones fuertes. Gustavo Costas demostró carácter, madurez y un gran espíritu de resiliencia. Entonces, el secreto de este Racing semifinalista de la Libertadores, esa Copa esquiva de la que solo hay imágenes en color sepia, tiene que ver con el profundo cambio que hizo el entrenador de 62 años.

Que la Academia sea candidato internacional tiene que ver con el gol de Santiago Solari pero, fundamentalmente, con el conductor de un grupo que accedió a esta instancia con autoridad. Vélez venía de ganar dos títulos en dos meses y es uno de los mejores equipos del Torneo Clausura. Sin embargo, le ganó en Liniers y no sólo volvió a vencerlo en Avellaneda; adem

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