El silencio de la noche en Funza se iluminó con velas y carteles. Allí, familiares de los ocho reclusos que murieron en el incendio de la estación de Policía el pasado 16 de septiembre, convirtieron el dolor en exigencia: verdad, justicia y garantías para que la tragedia no quede en el olvido.
La versión oficial inicial apuntaba a un intento de fuga, pero los familiares insisten en que detrás del siniestro hubo represalias y castigos que agravaron las tensiones dentro de la celda. Según sus testimonios, los internos habrían pedido ayuda horas antes, sin que nadie atendiera sus llamados.
El manejo de la emergencia también genera cuestionamientos. Varios heridos, denuncian los allegados, fueron evacuados en patrullas de la Policía y no en ambulancias, lo que habría retrasado la atención mé