Adela (nombre ficticio), de 57 años, lleva casi 30 en la plantilla de trabajadores de la Residencia San Sebastián, en Mallén , y según comenta la situación de precariedad que están viviendo sus más de 25 trabajadores es "insostenible". Ahora mismo ha dejado el puesto, pero a sus espaldas lleva más de 15 años como gerocultora en este centro del municipio zaragozano en el que todos sus trabajadores son mujeres. "Tenía alrededor de una hora para levantar a siete residentes", comenta que esto fue lo que le dejó la espalda "destrozada" y con el paso del tiempo le empujó a solicitar un cambio de puesto en la empresa , de cuidadora a empleada de la limpieza.
En cuanto al esfuerzo físico y mental que supone ser gerocultora asegura que " no hay cuerpo que aguante eso ". En parte viene dado