Viendo la encantadora, divertida y enternecedora opera prima de Seth Worley se nos vienen a la cabeza películas de los años 80 como , y recordamos también el genial manejo narrativo sentimental de Spielberg y alguna que otra producción de Joe Dante. Porque es esta una inteligente y emotiva historia sobre el duelo, la muerte y el poder de la creatividad y los afectos familiares tocada por la magia preadolescente de dos hermanos huérfanos de madre que enfoncan de distinta manera esa pérdida. La niña, dibujando cada vez imágenes más siniestras, el joven, obviando el dolor y el luto. Lo que sucede también con el padre de ambos, un buen tipo para quien, sin embargo, lo mejor es esconder las fotografías de la fallecida y no hablar nunca de ella.

Pero un día, de manera asombrosa, todo lo que l

See Full Page