Suena «Dos gardenias» en la Parte Vieja de San Sebastián, mientras el corpulento, solitario y nostálgico Theo (un entregado a la causa ), conocido como «El gentleman», baja para tomarse varias copas con un amigo español enfermo de cáncer ( con peluquín) y, como cada jueves, quedar con una prostituta con la que solamente habla del pasado para confesarle cosas como que es un viudo que amaba locamente a su mujer y que de joven fue un ex soldado estadounidense que no disparó jamás a nadie; pero, transcurridos unos veinte minutos de este thriller cargadito de corrupción, de sangre, bajos fondos y narcotráfico, el espectador descubre que algo, o mucho, hay de mentira en su historia.
Porque el setentón Theo, el mismo que se mira todas las mañanas en el espejo para descubrir las carnes flojas de