La amarga derrota en Ceuta del pasado domingo encendió todas las señales de alarma en el Real Zaragoza. Ya se oían ecos de esos sonidos con un mal comienzo, sin victorias y muy poquito fútbol y aún menos gol, pero la manera de caer en el Alfonso Murube puso sobre la mesa la palabra crisis, que en otros años precedentes tardaba en llegar en su versión otoñal, aunque en la actual temporada lo ha hecho cuando recién acababa el verano y con solo seis jornadas de Liga.

A la séptima, a visitar al Mirandés este viernes (20.30 horas) en el exilio en Vitoria por las obras en Anduva , llega el Zaragoza penúltimo y con la sombra del despido ya acechando a su entrenador, al que una nueva derrota le puede colocar con la carta del finiquito cuando solo hace unos meses era el pilar del proyecto despu

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