Un viaje a Brasil te podía cambiar la vida. Sobre todo cuando vivías en el Chile de fines de los 80, aún aislado del mundo en el epílogo de la dictadura, con estímulos culturales que caían a cuentagotas. “Ir a Sao Paulo era viajar a la Nueva York de Sudamérica”, califica el baterista Sebastián “Tan” Levine al rememorar su propia travesía.
En 1987 ya contaba tres años militando en Pinochet Boys, banda esencial del punk chileno y una de las expresiones más fecundas del underground capitalino de esos días. Antes había integrado otras agrupaciones significativas de la escena, como La Banda del Gnomo y Primeros Auxilios. Pero esa temporada, un boleto con destino a Sao Paulo cambiaría su existencia, al menos la artística: “Hice ese viaje con Pinochet Boys, tocamos junto a muchas bandas grandes,