A finales del paasdo año el cantante Raphael se enfrentó uno de los desafíos más duros de su extensa carrera: un diagnóstico de linfoma cerebral que lo obligó a pausar indefinidamente su agenda de actuaciones. Pasó las fechas navideñas en un hospital madrileño cuando tenía previsto un recital en el Wizink Center, celebrando un disco recopilatorio.

La grave enfermedad requirió a lo largo de la primera mitad de este años de un tratamiento intensivo que lo mantuvo alejado de los escenarios durante más de seis meses, un periodo de incertidumbre que puso en jaque no solo su salud física, sino también el vínculo emocional que mantiene con su fiel audiencia. La familia fue el respaldo fundamental para Raphael.

Con la determinación que ha caracterizado su trayectoria de más de seis decenios e

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