Hay algo en esta tierra que vibra distinto. Algo que brota desde el corazón de nuestras montañas, que resuena en el eco de la marimba, en el rugido del rock, en la danza que cuenta historias, en los murales que gritan identidad sobre el concreto. Es como si la Pachamama misma se hubiera incrustado en nuestras venas, llenándonos de creatividad, de resistencia y de fuego interior.
Hoy, celebramos que nuestros artistas trascienden fronteras, no por azar, sino por su inmenso talento. Desde los ritmos del litoral hasta los acordes eléctricos que sacuden la ciudad; desde el teatro que revive leyendas hasta los muralistas que transforman muros en poesía visual, Nariño late con fuerza creativa.
Pero también somos tierra de sabiduría. En este número queremos rendir un homenaje profundo al maestro