Al fin. El Real Zaragoza logró, más de 120 días después, una victoria que le permite coger aire tras un nefasto arranque liguero y mantiene en pie a su entrenador, Gabi Fernández, que, al como su equipo, ofrecieron su mejor versión cuando más apretaba la soga. El triunfo calma los ánimos, atenúa las alarmas y, sobre todo, marca el camino a seguir.
Le dio la vuelta Gabi al equipo como a un calcetín. Siete cambios introdujo el técnico respecto al once que formó de inicio en Ceuta. Entre ellos, Andrada y Cuenca, las grandes y sorprendentes novedades de una alineación, al fin, con tres efectivos en la medular (Paul, Saidu y Guti) en busca de más estabilidad, equilibrio y sentido.
La nueva fisonomía sorprendió al Mirandés, cuyo entrenador tardó poco en ajustar piezas para hacer frente a su