La noticia de su muerte sacude escenarios políticos y sociales: Assata Shakur, símbolo viviente del movimiento por la liberación negra y figura polémica en la historia entre EE. UU. y Cuba, falleció este jueves en La Habana por “condiciones de salud y edad avanzada”, informó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
Su hija, Kakuya Shakur, confirmó la partida en una publicación en Facebook, generando una ola de reacciones y reflexiones entre activistas, autoridades y medios.
Durante más de cuatro décadas, Shakur —nacida Joanne Deborah Chesimard— fue buscada como fugitiva por Estados Unidos, mientras muchos la veían como presa de una persecución política. Su muerte marca el fin de una era simbólica y abre interrogantes sobre memoria, justicia y reconciliación.
¿Quién fue Assata Shakur?
Nacida en Nueva York, Shakur se vinculó al Partido Pantera Negra (Black Panther Party en inglés) y a la Black Liberation Army, organizaciones radicales que buscaban confrontar la opresión racial estructural en EE. UU.
Su nombre aparece ligado al enfrentamiento del 2 de mayo de 1973 en una autopista de Nueva Jersey, cuando fue detenida junto con otros tras un tiroteo en el que murió el agente Werner Foerster.
En 1977 fue declarada culpable de asesinato, robo a mano armada y otros cargos, y condenada a cadena perpetua. En noviembre de 1979, miembros del Black Liberation Army, disfrazados como visitantes, liberaron a Shakur de la prisión estatal de mujeres en Clinton (Nueva Jersey) y la ayudaron a escapar.
Posteriormente apareció en Cuba, donde el régimen de Fidel Castro le otorgó asilo político, negando las persistentes solicitudes de extradición presentadas por EE. UU.
¿Qué legado cultural y social deja Assata Shakur?
Inspiración en movimientos y música
Su historia trascendió lo político para convertirse en mito cultural. Fue figura referenciada en el movimiento Black Lives Matter, y su autobiografía — Assata: An Autobiography — recitaba ideas como: “Es nuestro deber luchar por nuestra libertad … No tenemos nada que perder excepto nuestras cadenas”.
Su vínculo con la escena del hip-hop fue estrecho: fue considerada madrina espiritual de Tupac Shakur, y artistas como Public Enemy y Common la citaron en canciones que mezclan crítica social y poesía política.
Un debate vivo sobre memoria, racismo y reforma
La muerte de Shakur aviva debates sobre cómo EE. UU. aborda el legado del movimiento negro armado, el uso del sistema de justicia penal como herramienta de control racial, y la narrativa histórica dominante. También reabre preguntas sobre extradiciones, derechos humanos y la independencia política de países como Cuba frente a presiones externas.
Para activistas y academia, su figura invita a redoblar esfuerzos en educación crítica, memoria afroestadounidense y justicia restaurativa. Para comunidades hispanohablantes en EE. UU., el caso de Shakur enseña cómo las luchas racializadas en EE. UU. resuenan con migrantes, descendientes africanos y pueblos históricamente marginados.
¿Qué dicen los apoyos sociales? Activistas y movimientos sociales alzan su voz
En cuanto se confirmó la muerte de Assata Shakur, las redes sociales se transformaron en una vigilia digital que unió a activistas, artistas y simpatizantes de la justicia racial en un mismo pulso de homenaje. Organizaciones cercanas a Black Lives Matter publicaron mensajes de duelo y gratitud, describiéndola como un faro de resiliencia frente al racismo institucional.
Fotos en blanco y negro, citas de su autobiografía y videos de lecturas colectivas inundaron Instagram y X (antes Twitter), mientras hashtags como #AssataLivesOn y #JusticiaParaAssata se convirtieron en banderas para vincular su historia con las luchas actuales contra la brutalidad policial y el encarcelamiento masivo de personas negras en EE. UU.
Entre los testimonios más compartidos aparecen relatos íntimos de quienes la consideran una “abuela espiritual” de las nuevas generaciones. Jóvenes activistas narraron que interrumpieron talleres comunitarios para leer sus poemas; educadores recordaron que su caso los llevó por primera vez a cuestionar la justicia penal. Para muchos, su partida no solo evidencia las reformas pendientes en el sistema judicial, sino que reafirma la memoria como acto de resistencia: un llamado a continuar la lucha por derechos civiles que, según ellos, Shakur encarnó hasta su último aliento.
¿Qué dicen los críticos y sectores de la justicia? Acusaciones y demandas de responsabilidad
Desde círculos conservadores, desde fuerzas policiales o la cadena de noticias FOX News, la reacción ha sido de condena: Shakur es vista, hasta su muerte, como fugitiva condenada de asesinato, cuyo asilo político en Cuba fue, para ellos, una afrenta contra el sistema legal.
Se han multiplicado los llamados a recordar al agente Werner Foerster, considerado víctima, señalando que su muerte nunca recibió la resolución que demandan sus familiares. También se ha revivido la exigencia de extradición, aunque ahora con menos expectativas prácticas tras su fallecimiento.
Su partida llega cuando la nación lidia con profundas fracturas ideológicas
La muerte de Assata Shakur irrumpe en un Estados Unidos que todavía debate su relación con el racismo estructural, la brutalidad policial y un sistema carcelario bajo sospecha. Su historia se convierte en espejo incómodo: una mujer que denunció persecución racial mientras cargaba con una condena por asesinato, obligando a preguntarse cómo el país equilibra justicia y desigualdad.
En foros comunitarios y columnas de opinión, su nombre reaparece como ejemplo de cómo la ley puede ser vista, según quién la mire, como herramienta de castigo o de opresión. Legisladores progresistas ya hablan de reforzar la transparencia en casos con pruebas cuestionadas y de financiar con mayor fuerza a las organizaciones que defienden derechos civiles.
Líderes comunitarios presionan para que historias como la de Shakur ingresen en los currículos escolares, no como glorificación sino como pieza clave de la memoria afroestadounidense.
Su fallecimiento, lejos de cerrar un capítulo, abre una nueva fase de debate público que mezcla política, historia y la urgencia de una reforma que muchos consideran impostergable.
Contribución: USA TODAY
Boris Q’va es reportero nacional de noticias en tendencia en español para Connect / USA TODAY Network. Puedes seguirlo en X como @ByBorisQva o escribirle al correo BBalsindesUrquiola@gannet
This article originally appeared on USA TODAY: Muere Assata Shakur en Cuba a los 78 años ¿Quién era y cuál es su legado?
Reporting by Boris Q'va, USA TODAY / USA TODAY
USA TODAY Network via Reuters Connect