Brigitte Macron es uno de los blancos principales de una campaña internacional, conspiranoica, que afirma que varias de las esposas de -no casualmente- mandatarios que no pertenecen a la ultradecha son trans. Mientras tanto, la sociedad francesa tiene otras preocupaciones que atender, más allá de la identidad de género de su primera dama.
Mientras Emmanuel Macron y su esposa Brigitte Macron prometen que llevarán hasta los tribunales estadounidenses l as pruebas médicas de que ella no es trans , como sostienen voceros digitales de la ultraderecha trumpista que buscan “desprestigiarla” en esos términos, la sociedad francesa suspira un “¿y a mí qué…?” colectivo. Lo cierto es que tiene otros problemas: la crisis económica y de gobernabilidad que sepultó la imagen del presidente en