El equipo bilbaíno sigue sin ver portería y, después de un comienzo fulgurante, empieza a caer en picado

Ganó el Villarreal a un Athletic deprimido, que ha vivido un septiembre negro después de un comienzo de temporada fulgurante. Huérfano de Ernesto Valverde, acomodado en el palco después de una sanción de cuatro partidos que, por fortuna ya ha cumplido, su equipo ha ido en todos los choques de más a menos, pero su falta de puntería le acaba condenando. Para Marcelino es una alegría frente a un rival directo, y más todavía para Moleiro, que salió desde el banquillo para anotar el gol que les dio la victoria a los amarillos y condenó a los rojiblancos, un día más, sin respuestas coherentes cuando el rival se adelanta en el marcador, como si sufrieran un reseteo cada vez que encajan.

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