Es indudable que las llamadas “hormigas argentinas” (nombre científico: Linepithema humile ) no son simplemente un “fenómeno barrial”. Desde que en alrededor de 1890 empezaron a dispersarse por el mundo “sin pasaporte”, a bordo de buques mercantes, en los panes de tierra que quedaban en las plantas y en los contenedores de mercaderías, ya colonizaron todos los continentes, con la única excepción de la Antártida. Ahora, un trabajo de investigadores argentinos ( https://doi.org/10.3390/d17100667 , publicado en Diversity ) muestra que estas hormigas invasoras no solo se establecen en otras regiones a través del comercio y el transporte transatlántico, sino que también avanzan hacia zonas aledañas a las nativas y tienen la capacidad de instalarse en otros ambientes natural

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