Un perro que deja de comer siempre enciende las alarmas. Puede parecer algo pasajero, pero también puede ser el primer síntoma de que algo no anda bien.

Lo importante es no asumir que se le va a pasar solo. Hay que observar y actuar. El apetito puede disminuir por dolor, fiebre, problemas dentales, infecciones, estrés o cambios en la rutina .

A veces es por el calor, por aburrimiento con el mismo alimento o por haber comido algo que no debía. Pero si pasan más de 24 horas sin comer, es momento de ir al veterinario.

Forzarlo a comer no es la solución. Tampoco cambiar la comida cada vez. Hay que encontrar la causa y tratarla. Un perro sano come con ganas. Si no lo hace es porque algo se lo impide. Y detectarlo a tiempo puede hacer la diferencia.

Escuchar a nuestro perro también es mira

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