Vivía como un fantasma en Sudamérica. Erick Luis Moreno Hernández , el temido cabecilla de Los Injertos del Norte , pasó de casas lujosas con piscina a una vivienda modesta en San Lorenzo, Paraguay, donde se escondía junto a su pareja, Daiana Martínez. Allí, en medio del miedo, la paranoia y la pobreza, se desmoronaba su imperio criminal.
Horas antes de su captura, ‘El Monstruo’ se mostró fuera de sí. Preso de un delirio persecutorio, grabó audios con frases llenas de odio contra una mujer que él creía lo había traicionado. “Vas a ver, maldita de m... , ¿tú qué pensaste? Porque los rayas (policías) te dan mil, dos mil, tres mil soles, hija de... ¿Te canjeas fácilmente, no?”, lanzó entre insultos, convencido de que su círculo lo estaba vendiendo. No se equivocaba: su paradero ya había