Petro convirtió la Asamblea de la ONU en un acto de campaña. En vez de hablar de las masacres en el Cauca o de los niños reclutados en Arauca, eligió Gaza, el Tren de Aragua y un pulso directo con Estados Unidos. Incitó a soldados de EE. UU. e Israel a desobedecer órdenes, y Washington respondió retirándole la visa por incitador.

Lejos de asumir la magnitud del golpe, el presidente lo minimizó con arrogancia: “no importa, entro con la ESTA, soy ciudadano europeo”. Una frase que lo blinda a él, pero deja expuesta a Colombia.

Gaza como bandera política

Al denunciar genocidio en Gaza, Petro buscó proyectarse como líder del sur global. Pero más que solidaridad, fue cálculo: reforzar su relato de víctima frente al imperio. El gesto fue fingido y electoral. Mientras tanto, los muerto

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