«A finales de julio de 1974 estaba de vacaciones en París con mi hermana Adela cuando recibimos una invitación inesperada a conocer otro mundo: el del otro lado de la cortina de hierro». Así comienza un delicioso texto de Guadalupe Burelli publicado en Prodavinci en 2020 .
El tío Régulo Burelli era en ese entonces embajador de Venezuela en la Unión Soviética y quiso agasajar a sus sobrinas -de 18 y 19 años- con una visita a ese otro universo que por entonces era el vasto y cerrado territorio soviético. Las jóvenes volaron desde París acompañadas por su primo Régulo Rolando con la seguridad que les daba andar con alguien que dominaba el idioma ruso y teniendo ellas mismas pasaporte diplomático por ser, a su vez, hijas del embajador venezolano en Estados Unidos.
Apenas llegando a Moscú,