
Desde hace un año, dos cargamentos con 30 piernas humanas reposan en las bodegas del Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez, en Santiago de Chile, sin que aún sepa cuál será el destino de ese material, que ha dejado al descubierto un jugoso y poco conocido mercado de venta de órganos humanos.
En agosto de 2024, el Centro de Entrenamiento Médico Quirúrgico SpA (CEMQ), con sede en Santiago, importó 30 extremidades humanas desde EE.UU.
A pesar de haber afirmado que este tipo de envíos eran habituales, el cargamento no pudo ingresar legalmente al país debido a que el Ministerio de Salud advirtió que el Código Sanitario chileno establece que las donaciones de restos humanos para uso científico deben ser nacionales.
Mientras, se espera una decisión de la Corte Suprema que dirima la controversia entre el Ministerio de Salud —que sostiene que los cadáveres y piezas anatómicas deben provenir de donaciones voluntarias o de cuerpos no reclamados en centros de salud— y el CEMQ, que introdujo un recurso de amparo económico ante la Corte de Apelaciones de Santiago aludiendo que la normativa vigente no está adaptada a la actualidad.
Un mercado oscuro
Más allá de la decisión judicial pendiente, una investigación de Bío Bío indagó en el "oscuro mercado de cadáveres" del que se sirvió la empresa estadounidense que proporcionó el cargamento de extremidades, que están varadas en el aeropuerto de la capital del país suramericano.
El laboratorio Innoved Institute, con sede en Illinois, fue el encargado de realizar la adquisición del material cadavérico que tendría como destino Chile. Esta empresa estadounidense, entre 2012 y 2013, le compró 277 restos humanos a Biological Resource Center (BRC), por lo que fue considerada " uno de sus mejores clientes ", según una investigación de Reuters sobre el comercio de órganos.
La compañía BRC está en los archivos del FBI tras una investigación federal por "presunto fraude contra donantes y clientes". Según las autoridades estadounidenses, habría convencido a unas 5.000 personas en situación de vulnerabilidad y pobreza de donar sus órganos para supuestamente ser usados en estudios científicos. La realidad es que pruebas y facturas demuestran que los restos fueron vendidos o alquilados, lo que es ilegal.
10 toneladas de restos humanos congelados
Entre las prácticas más cuestionadas de BRC, se encuentra la venta de partes del cuerpo a contratistas del Ejército para experimentos militares, a pesar de que los donantes habían pedido expresamente que sus restos no fueran usados en este tipo de prácticas. Además, los restos no eran conservados de manera adecuada, estaban contaminados y eran vendidos sin criterio ético.
En la inspección que se hizo a esa compañía en 2014, se encontraron 10 toneladas de restos humanos congelados, de 1.755 partes totales del cuerpo, que incluían 281 cabezas, 241 hombros, 337 piernas y 97 columnas vertebrales . Tres años más tarde, los restos de 851 personas distintas fueron incinerados.
Según Bío Bío, el CEMQ chileno afirma no tener información sobre su proveedor, ni sobre denuncias o condenas. "Es una de las empresas más conocidas en nuestro medio para conseguir material biológico. De hecho, muchas instituciones chilenas de gran prestigio han realizado durante años decenas de importaciones con el mismo origen", afirma.
¿Una pierna vale un dólar?
En las facturas que detallan el contenido de los cargamentos de piernas adquiridas por el CEMQ, en Chile, se observa que las extremidades retenidas por la aduana tienen un valor de un dólar. Frente a ese insólito precio, el centro le dijo a Bío Bío que los valores reflejados en los recibos " no son reales " y que como el material biológico no es negociable, se le asigna un "valor simbólico".
La citada investigación hecha por el FBI puso al descubierto que, aunque la donación de un cuerpo haya sido gratuita, los restos humanos no lo son. Así, se encontró que un hígado fue vendido por 607 dólares; un torso por 3.191 dólares; dos arterias por 65 dólares y dos piernas fueron vendidas por 350 dólares cada una.
Aunque se supone que el costo de cada pierna no corresponde a un dólar, como demostraron las autoridades estadounidenses, la empresa chilena se negó a responder cuánto habría pagado por los cargamentos y argumentó que era un negocio " privado " e " independiente ".
Otro punto que llama la atención es que los cadáveres que pretendieron ingresar a Chile son identificados por códigos, lo que dificulta que exista un registro exacto de su procedencia, como sí ocurre cuando la donación es hecha en el país.
Esta opacidad del origen de los restos podría causar que se pudieran comprar cuerpos de países con conflictos bélicos, advierte uno de los expertos consultados por Bío Bío. Sin embargo, el Centro de Entrenamiento Médico Quirúrgico asevera que el "material biológico o material cadavérico humano se adquiere en el extranjero, cumpliendo todas las reglas sanitarias de origen " debido a que las donaciones en el país serían escasas.