Ni el mal tiempo ni la lluvia detuvieron a los miles de personas que marcharon este sábado 27 de septiembre desde Plaza de Mayo al Congreso de la Nación para pedir justica por el triple femicidio de Lara, Brenda y Morena. En la procesión encabezada por los familiares de las chicas, se advertían el dolor y la impotencia en cada rostro, en cada grito colectivo: no queremos volver a escuchar este lamento ni vamos a tolerar más que se nos culpe de nuestras muertes.
No creo recordar un femicidio con tanta saña. Pasan los días y las crónicas del espanto nos dejan sin aliento. Ningún ser humano se merece una muerte tan horrible y mucho menos que hagan un espectáculo con ella. Si lo pensamos un poco, era esperable que algo así fuera a pasar: bajo estas nuevas coordenadas en que la vida se exhibe