El Noroeste Argentino atraviesa una de sus principales deudas sociales: la informalidad laboral. Según los últimos relevamientos, la región lidera el ranking nacional con una tasa cercana al 50%, lo que significa que uno de cada dos trabajadores no cuenta con un empleo registrado.

Este escenario se refleja, no solo en el sector privado sino también en el sector público, impactando con mayor crudeza e las mujeres y los jóvenes, ya que son quienes padecen en mayor medida las consecuencias de la falta de acceso a la seguridad social, jubilación, cobertura médica y estabilidad laboral.

El empleo en negro no solo limita las oportunidades de desarrollo personal, sino que además impacta en la economía regional al generar menor recaudación, precariedad en el consumo y una creciente desigualdad.

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