América Latina y el Caribe enfrentan una transformación demográfica acelerada: la reducción de las tasas de natalidad y mortalidad, junto con el aumento de la esperanza de vida, está dando lugar a una población envejecida.

Es en este contexto que la situación de las juventudes rurales adquiere un carácter relevante . La migración persistente del campo a las ciudades, lejos de ceder, se intensifica, profundizando desigualdades y debilitando las comunidades rurales.

Este éxodo tiene múltiples causas. Las zonas rurales arrastran históricamente deficiencias en infraestructura, servicios básicos, conectividad, oportunidades educativas y laborales.

A esto se suma la escasa representación juvenil en los espacios de decisión, y un imaginario social que presenta la vida urbana como sinónimo de p

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